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Sinopsis:
Theodore "Ted" Crawford (Anthony Hopkins), un ingeniero aeronáutico rico y talentoso, descubre que su esposa Jennifer (Embeth Davidtz) está teniendo una aventura con el detective Rob Nunally (Billy Burke). Esto provoca que Crawford le dispare a su mujer, hiriéndola gravemente.
La policía llega y como creen que Crawford tiene un rehén, llaman a Nunally, quien es el experto en situaciones con rehenes. Nunally entra y acuerda con Crawford dejar al lado las armas; inmediatamente Crawford confiesa el crimen a Nunally, para luego mostrarle que la víctima era Jennifer. Nunally se abalanza sobre ella, y en ese momento Crawford coge el arma e "intenta" matar a Nunally, pero se ve interrumpido por la policía.
A continuación, se involucra en una lucha de ingenio con el adjunto del fiscal de distrito William "Willy" Beachum (Ryan Gosling), quien considera que esto lo resolverá en un abrir y cerrar de ojos y decide ir a juicio. Beachum está ocupado realizando los preparativos para su transición de la ley penal a abogado corporativo para Wooton & Simms, una empresa bien conocida, y comienza una relación romántica con su futura jefa, Nikki Gardner (Rosamund Pike).
En el juicio, Crawford actúa como su propio abogado, lo que sirve como vehículo clave para la trama de la película, el enfrentamiento de un fiscal estrella con un litigante supuestamente no entrenado. Crawford revela que el oficial de arresto (Nunally) estaba teniendo una aventura con su esposa y que también estuvo presente durante su interrogatorio. Por este motivo, su confesión es inadmisible como prueba, ya que pudo ser fruto de coacción. Beachum descubre que la pistola de Crawford no fue utilizada para matar a su esposa, ya que nunca había sido disparada y no se corresponde con los casquillos de bala en la escena del crimen. Puesto que la casa estaba bajo vigilancia durante todo el tiempo del tiroteo para detener a Crawford, la policía está desconcertada.